domingo, 28 de marzo de 2010

Día 5. Un Sólo de guitarras.


Ayer domingo vine a Madrid acompañado por una interesante tormenta de nieve y viento perrero. Lo bueno fue que no había mucho tráfico para entrar a la capital gracias a dicho clima. A las siete de la tarde ya estábamos en Móstoles tomando unas cañitas y unas tapas. Yo estaba totalmente inmerso y concentrado en la grabación porque había disfrutado de un fin de semana tranquilo en casa. Alberto, por el contrario, estaba disfrutando de un intenso fin de semana laboral en Ifema y Eduardo, totalmente relajado en Duruelo,  estaba en las antípodas a nosotros dos, a base de menú de cebada desde el viernes. El productor, Raúl, no había dormido apenas, tras realizar un maratoniano fin de semana de rock y carretera desde Alicante hasta la Coruña.

A lo que iba, el día 8 amanece fresco al estilo Burgalés. Recojo a Raúl como siempre. Alberto sigue en Ifema y Eduardo está suspendiendo la ITV porque las ruedas son más pequeñas de lo normal y encima fallan los frenos. Una vez llegamos al estudio todo fluye a la perfección y nos ventilamos las guitarras de las últimas cinco canciones. Básicamente pasamos la mañana Raúl y yo solos, de modo que alcanzamos un punto de sintonía genial. Ambos tenemos una idea muy clara de lo que buscamos y el productor me regala unos momentos de magisterio de alto voltaje. Cuando abordamos la parte de solos de guitarra y arreglos la sesión de grabación se transforma en un disfrute total. Debo decir que acostumbro a improvisar siempre en los solos de guitarra, eso me permite no caer en la rutina durante los conciertos.

Así que estamos plantados en el estudio, sin nada preparado, para rematar las canciones. Con todos los riffs grabados empezamos a trabajar en plan “tormenta de ideas”. Raúl con la guitarra es tremendamente creativo, sus solos parecen imposibles, entre otras cosas porque es zurdo y toca la guitarra de diestros. Esa peculiaridad hace que sus construcciones tengan una lógica, pero su lógica es al revés que la mía. Sus desarrollos son muy viscerales y abstractos. Tras elaborar el concepto, me lanzo al vacío improvisando en base a la suma de sus ideas y de mis viejas costumbres. Los resultados me encantan, las canciones toman una dimensión extra sin cambiar nada de su esencia. Raúl me descubre cosas que había en cada canción, cosas a las que yo no había quitado el polvo.

Para comer: mayoría absoluta de lentejas. En el segundo plato no hay consenso. Por cierto, olvidaba decir que el segundo desayuno ha sido universal. Hemos trincado la barraca y nos hemos presentado todos en el bar.

Durante la tarde aparece el relax gracias a sensación del deber cumplido. Y también porque llegan las visitas, caras familiares que resultan agradables de ver (véase foto). Lástima que no tenemos un saxofón a mano para que Chus nos meta unos pitidos en el disco. Mientras estamos esperando a que Alberto venga de currar, nos entretenemos haciendo arreglos de percusión golpeando sillas, tambores y otros instrumentos exóticos que nos suministran en la Taf.


A las 20:00 el ampli de bajo ya está caliente y llega Alberto para recalentarlo. De momento toca buscar sonido. Las tomas de bajo serán para el próximo día.

Yo tengo 250 km que recorrer para volver a la realidad.


Cope
THE THREE GENERATIONS

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