martes, 1 de junio de 2010

23 de abril: Día de Castilla y León en el monasterio de Arlanza



La Junta ha autorizado el pasado 7 de abril “la supresión de la Entidad Local Menor de Santibáñez de Montes, perteneciente al municipio de Torre del Bierzo (León)”
http://bocyl.jcyl.es/boletines/2010/04/07/doc/BOCYL-D-07042010-13.doc

En mayo de 1985 -en aras de una supuesta rentabilidad económica por encima de la cohesión social y demás zarandajas que se les ocurren a los políticos de turno- dejaron de funcionar  distintas líneas ferroviarias españolas, entre ellas la tantas veces añorada Santander-Mediterráneo. Consecuencia de ello fue que muchos territorios rurales del interior peninsular se quedaron sin comunicación. Y sin gente. Que cada uno piense en las provincias que le resulten más afines. Una de las zonas que viene goteando con más dolor la pérdida de la población, y el correspondiente envejecimiento y masculinización de ésta, es la Tierra de Lara. No obstante, de lo que empezaba a ser el principio del fin, la iniciativa comunal de gentes con ideas e ideales ha hecho brotar, hace algunos tiempos, como el ave fénix, un movimiento asociativo que no se plantea otros límites que los de la ilusión y el trabajo infatigables, impasibles al desaliento. De este modo, se vienen observando diferentes aspectos concretos como el  arreglo de locales, la puesta en marcha de pequeñas empresas, de instalaciones para el turismo, la valorización de los diversos patrimonios… Y el contacto, sin echar el vistazo al adn ideológico de estos jóvenes impulsores con vocación progresista, entre las gentes que todavía habitan y los descendientes de los que tuvieron que buscar el proyecto de vida en otros lugares. Localidades que se resisten a entregar su último aliento a la historia y al recuerdo infructuoso. Aunque haya que hacerlo también recordando precisamente la singularidad histórica de estos pagos de Lara. La  llamada de atención desde el monasterio de Arlanza a la Junta, para que no ocurra en las riberas del Arlanza lo que sucedió en el castillo de Lara, esto es, la destrucción y pérdida irreparable, es un símbolo que, esperamos, sea índice de lenta pero imparable recuperación. Y de modelo para algunas iniciativas que se empiezan a programarse en estas tierras serranas, que habrán de depurarse de personalismos y protagonismos individuales para formar una idea común. Enhorabuena por la iniciativa.

Jirafales

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